Obama y Putin trasladan su pulso por Siria a la ONU
El presidente de EE UU
acepta cooperar con el ruso, que pide una coalición contra los yihadistas
comparable a la que derrotó a Hitler
El presidente de Estados Unidos, Barack
Obama, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, trasladan este lunes su rivalidad a la sede de
la ONU, en Nueva York. En sendos discursos ante la Asamblea General de la
organización internacional Obama y Putin abordaron la guerra civil en Siria, que ha dejado más de 200.000 muertos y unos cuatro
millones de refugiados. Ambos tiene previsto reunirse por la tarde.
El activismo militar y diplomático de
Rusia en días recientes descoloca a la Administración Obama, paralizada entre
la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI)y la oposición al régimen de Bachar el Asad, a quien EE UU atribuye el principio de la guerra.
“Estados Unidos está dispuesto a
trabajar con cualquier nación, incluidas Rusia e Irán, para resolver el
conflicto", dijo Obama ante la Asamblea General. “Pero no puede
haber, después de tanta sangre y matanzas, un retorno alstatu quo previo
a la guerra”. El presidente de EE UU dijo que, por realismo, habrá que aceptar
compromisos, pero también una transición hacia un gobierno en Siria sin El
Asad.
En su discurso ante la Asamblea General,
Putin elogió la lucha de las fuerzas sirias contra el EI, reprochó a EE UU que
haya armado a grupos rebeldes y se presentó como el hacedor de una coalición
internacional para reforzar al gobierno sirio y derrotar a los yihadistas. Esta
coalición, que Putin comparó con la que EE UU y la URSS de Stalin lideraron
contra Hitler, puede entrar en competición con la que ya lidera EE UU desde
hace un año.
"Creemos que es un error enorme
negarse a cooperar con el gobierno sirio y sus fuerzas armadas que luchan
contra el terrorismo con valentía, cara a cara", dijo el presidente ruso.
Hacía dos años que Obama y Putin no
mantienen una reunión formal y casi uno que no se cruzaban en un encuentro
internacional. El conflicto en Ucrania, entre acusaciones mutuas de injerencia, y la anexión de la provincia ucrania de Crimea por parte de
Rusia en 2014,
enfrió la relación entre ambos líderes. Obama intentó aislar a Putin y, con sus
socios europeos, impuso sanciones económicas. Siria ofrece a Rusia la
oportunidad de tener un papel relevante en Oriente Próximo ante la parálisis de
EE UU y la UE en Siria.
Rusia ha enviado tropas y aviones a
Siria. Este fin de semana, alcanzó un acuerdo con Irak, Irán y Siria paracompartir información en la guerra contra el EI. El intervencionismo
ruso coincide con la llegada diaria a Europa de decenas de miles de refugiados
procedentes de países en conflicto, entre ellos Siria e Irak, ocupados parcialmente
por los yihadistas.
Siria ofrece a Rusia la oportunidad de tener un papel relevante en Oriente Próximo ante la parálisis de EE UU y la Unión Europea en el conflicto bélico
El acuerdo de las potencias de la ONU
sobre el programa nuclear de Irán —aliado, como Rusia, de El Asad— permite,
sobre el papel, acelerar la cooperación contra el EI, objetivo común de
estadounidenses, rusos e iraníes, pero en Washington y Moscú discrepan en el
diagnóstico sobre las causas de la guerra civil, y sus soluciones.
Obama quiere usar su reunión con Putin
para “entender” cómo la mayor implicación de Rusia en Siria servirá para
resolver el conflicto. EE UU, que lleva un año bombardeando posiciones
islamistas, cree que la brutalidad del régimen de El Asad ha alimentado a los
islamistas violentos y que, por tanto, no hay solución a la guerra sin una
transición política que, a largo plazo, desplace a El Asad del poder.
Rusia discrepa. Sostiene que, para
derrotar al Estado Islámico, es necesario aliarse con el régimen de El Asad.
La estrategia de Obama, además de los bombardeos contra el EI en Siria e
Irak, ha consistido en un plan para entrenar y armar a grupos de rebeldes
opuestos a El Asad y a los yihadistas. El plan ha fracasado. Contemplaba
entrenar a más de 5.000 milicianos. Sólo unas decenas han entrado en combate,
según el Pentágono.
Cuando estalló la guerra, en 2011, EE UU
exigía la marcha de El Asad. Dos años después, Obama estuvo a punto de ordenar
una intervención contra el dictador sirio. A última hora, suspendió el ataque.
Los avances del EI forzaron un cambio de estrategia y convirtieron a El Asad en
un aliado de facto de EE UU contra los islamistas. Ahora la Administración
Obama admite que pueda tener un papel durante la transición.
El encuentro con Obama saca a Putin del
ostracismo en el que el presidente de EE UU ha intentado colocarlo desde la
secesión de Crimea y lo coloca en el centro de todas las conversaciones esta
semana en Nueva York.
Hacía años que la Asamblea General de la ONU —el
cónclave que reúne cada septiembre a los representantes de más de 140 países—
no congregaba a tantos líderes. Entre ellos, el presidente iraní Hasan Rohaní; el chino Xi Jinping; Putin, que hacía diez años que
no hablaba ante la asamblea; y el cubano Raúl
Castro, que nunca había asistido y prevé
reunirse con Obama el martes.
Siria cambia de gobierno
Las protestas de las últimas semanas han dado sus frutos y Bachar el Asad,
mediante el decreto 146 de la Constitución siria, ha ordenado un cambio de
ejecutivo.
·
EFE | El
Cairo, Egipto | Actualizado el 14/04/2011 a las 18:15 horas
Un nuevo Gobierno sirio, encabezado por el primer ministro Adel Safar, fue
formado hoy, tras las protestas de las últimas semanas en distintos puntos del
país, anunciaron medios estatales de Siria. La televisión estatal siria informó
de que el presidente del país, Bachar al Asad, dictó el denominado Decreto 146
para la constitución de un nuevo Ejecutivo.
El nuevo ministro del Interior es Mohamed al Shear, que reemplaza a Said
Samur, mientras que el departamento de Economía y Comercio estará encabezado
por Mohamed Nidal al Shear, que toma el relevo de Lamia Asi, y el de Información
por Adnan Mahmud que sustituye a Mohsen Bilal. A pesar del cambio en varias
carteras, se mantienen en el cargo el titular de Exteriores, Walid al Mualem, y
el de Defensa, general Ali Habib.
Las protestas contra el régimen de Al Asad comenzaron a mediados del mes
pasado y forzaron la renuncia el día 29 de marzo del Ejecutivo de Mohamed Nayi
Otri. Cinco días después, el 3 de abril, Al Asad encargó formar un nuevo
gobierno a Safar, que ocupaba la cartera de Agricultura en el anterior
Gabinete.
El Gobierno de Safar se encargará de introducir las reformas prometidas por
Al Asad, entre ellas el levantamiento de la Ley de Emergencia, en vigor desde
1963, una de las principales demandas de la oposición. Estos cambios
gubernamentales y las promesas de reforma se han interpretado como un intento
del régimen por contentar la revuelta, que según distintas ONG se ha cobrado
más de 170 muertos.
AL MENOS 17 SIRIOS MUEREN AL HUNDIRSE UNA PATERA EN AGUAS TURCAS
El mar Egeo volvió a engullir, este domingo, las vidas y esperanzas de
varias familias de refugiados que trataban de alcanzar la Unión Europea. Una
barcaza de madera y ocho metros de eslora, en la que viajaban 37 personas y que
partió durante la madrugada de la costa turca, se hundió mucho antes de llegar
al que, según declararon los supervivientes, era su destino: la isla griega de
Leros.
“Veinte personas han sido rescatadas y [los guardacostas] recuperaron los
cadáveres de otras 17”, explicó el delegado del Gobierno en la provincia turca
de Mugla, Amir Çiçek, a la agencia de noticias pública Anadolu, y añadió que se
cree que no hay desaparecidos en el naufragio. De los muertos –todos ellos de
nacionalidad siria- cinco eran niños y otros cinco, mujeres, según la agencia
de noticias privada DHA.
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La barca se hundió a unos cuatro kilómetros de la costa turca y parte de
los que viajaban en la barca pudieron sobrevivir gracias a que vestían chalecos
salvavidas. Aún así, hubieron de nadar cerca de un kilómetro hasta alcanzar el
islote Çavus, donde fueron recogidos por la Guardia Costera de Turquía. A los
supervivientes se les tomó declaración y, de acuerdo a DHA, uno fue visto
esposado pues se sospecha que podría ser parte de la red de traficantes que
organizó la travesía.
El punto de salida de la patera, la localidad de Yalikavak (en la parte
noroeste de la península de Bodrum) y el de llegada, la isa griega de Leros,
indica un ligero cambio en las rutas utilizadas por quienes tratan de ganar las
costas europeas. Hasta hace unas semanas, la vía más utilizada era cruzar la
estrecha franja de mar que separa las playas de Akyarlar, en la zona
suroccidental de la mentada península, de la isla de Kos, ya que se trata de
uno de los puntos más cercanos entre las costas de Turquía y Grecia: apenas 6
kilómetros. Pero desde la muerte de Aylan
Kurdi –el niño sirio la imagen de cuyo cuerpo tendido sobre las arenas de
Akyarlar estremeció al mundo- la seguridad ha sido reforzada en este punto,
tanto en tierra a través de retenes de la Gendarmería que impiden a los
migrantes alcanzar las playas, como en el mar mediante patrullas de la Guardia
Costera que tratan de detener su paso en mar abierto.
Sin embargo, las rutas indicadas por los
traficantes a los refugiados son extremadamente móviles y se han trasladado a
otros lugares como las playas del oeste y noroeste de la Península de Bodrum,
desde donde se navega hasta las islas griegas de Kalymnos o Leros (más de 30 kilómetros
de travesía), o, ya en el norte del mar Egeo, a la costa de Behramkale y Assos,
desde donde los botes parten hacia la isla de Lesbos (unos 10 kilómetros). Ante
tanta capacidad de adaptación de las redes de tráfico y ante el elevado número
de refugiados, los guardacostas turcos consultados por este diario aseguran que
están desbordados y apenas pueden hacer frente a la nueva ola migratoria. De
acuerdo a datos oficiales, más de 1.400 embarcaciones han sido interceptadas en
el mar por los guardacostas turcos en lo que va de año, rescatando con vida a
54.751 refugiados y migrantes. “En todo el año pasado, rescatamos a menos de
15.000 personas. Este año, hasta el 15 de septiembre, su número se acercaba a
55.000. Solo en el pasado agosto, salvamos a 18.000 personas y la cifra va en
aumento. Hasta fin de año pensamos que puede ascender a 70.000”, aseguró esta
semana uno de los comandantes de la Guardia Costera, Bülent Olcay. Además, 106
traficantes han sido detenidos por las fuerzas de seguridad turcas.
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